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Plataformas ciudadanas, personaje del año de Página Siete (31.12.17)

La siguiente nota periodística pertenece a Página Siete (31.12.17). Por su importancia para nuestra Plataforma Ciudadana, la transcribimos en su totalidad incluyendo las fotos respectivas. Nos permitimos esta pequeña discrecionalidad habida cuenta de la prominencia que tiene Página Siete en los medios de circulación nacionales. Nuestra agrupación ciudadana destaca en las movilizaciones que ha convocado. 

“Perdimos el miedo; lo peor que nos pudieron hacer es dejarnos sin agua el año pasado; eso es imperdonable, por eso estoy aquí… además, quiero que se respete mi voto; basta de protestar sólo por las redes (sociales)”. Con esos argumentos y a paso apresurado, Mónica se dirigía el 21 de febrero, después de las 18:00, a la plaza Mayor de  San Francisco de La Paz. Su objetivo era sumarse a la concentración ciudadana convocada por el respeto a los resultados del Referendo del 21 de febrero (21F) de 2016. En la consulta  ganó el “No” a una cuarta reelección del presidente Evo Morales.

Pero la administradora de empresas paceña  de 34 años, que trabaja con temas de medioambiente en el oriente boliviano, guardaba un temor: que la movilización no fuera masiva.  “Ójala seamos muchos”, expresó.

Apenas llegó a la plaza Mayor su temor se transformó en una sonrisa de satisfacción: miles de  personas  ya habían llegado al lugar. Casi llenaban la plaza, pero   se las veía dispersas, en grupos. Algunos de esos  grupos parecían de amigos, otros de  familias enteras, incluso con niños, que portaban en las manos  banderas de Bolivia y carteles  con frases como “Bolivia dijo No”, “Evo no siempre”, “Mi voto se respeta” y  “No es no”.

De pronto, un “¡Bolivia dijo No!” retumbó en la plaza Mayor -gracias a unos parlantes – y todos  voltearon hacia una tarima instalada sobre al anfiteatro que tiene el lugar, y comenzaron a gritar “¡Bolivia dijo No!”.

Las plataformas  convocaron a miles de bolivianos en todos los departamentos.
Foto: Archivo Página Siete

Así comenzó en La Paz la multitudinaria  concentración ciudadana en defensa del “No” a la reelección de Evo Morales expresada en el 21F. En el resto de país, los medios de comunicación reflejaron movilizaciones igual de masivas.  En Santa Cruz, Cochabamba, Potosí, Beni, Tarija, Chuquisca, Pando y en las demás ciudades de departamentos. Las plazas principales se llenaron de ciudadanos que pedían el respeto a su voto. Las convocatorias se habían realizado en su gran mayoría a través de las  redes sociales, de  influencers, entre los que estaban  activistas, periodistas, analistas, ciudadanos comunes  y hasta políticos opositores.

Las manifestaciones  ciudadanas fueron reprimidas por la Policía.

Esta  concentración del 21 de febrero fue la primera convocada  por las plataformas ciudadanas,  a las que la población  boliviana  respondió de manera masiva. Luego vino la del 10 de octubre, cuando se recordaron los 35 años del regreso de Bolivia a la democracia.

Las  movilizaciones ciudadanas   en Trinidad, Beni.

Otra vez las plazas principales y calles se llenaron de gente   que, convocada por las plataformas ciudadanas, volvió a exigir el respeto a su voto en el 21 F. Pero había otra razón más para la protesta: la Acción de Inconstitucionalidad Abstracta que presentó el MAS ante el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) para habilitar a Evo Morales como candidato a la Presidencia.

¿El argumento?  Cuatro artículos (156, 168, 285 y 288) de la Constitución Política del Estado  violan los derechos humanos de Morales, establecidos en la Convención Americana sobre Derechos Humanos y que dicen que es un derecho de los ciudadanos “votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas” y  “tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país”.

El rechazo a la reelección  de Evo Morales articuló estos movimientos.

El 29 de noviembre, el TCP falló a favor del pedido del MAS: la reelección indefinida de Morales. Y, sin convocatoria previa, los movimientos ciudadanos, en primera instancia de Santa Cruz y La Paz, tomaron las calles para expresar su rechazo a la decisión.

En muchos casos la Policía reprimió las protestas y detuvo a activistas, en su mayoría jóvenes y mujeres,   como en el caso de Santa Cruz. Incluso  intentaron tomar entidades del Estado, como el Tribunal Electoral Departamental.

Las movilizaciones se prolongaron durante días y se extendieron a Cochabamba, Tarija, Chuquisaca, Beni y  Potosí. Llegaron a  cuestionar a dirigencias históricamente representativas, como la del Comité Cívico de Santa Cruz, que tardó en fijar su posición ante el fallo del TCP.

Leyenda

Otra Izquierda es Posible; Fuerza Ciudadana; Una Nueva Oportunidad; Me Comprometo, Voto No; Todos Podemos ser Presidente; Kuña Mbarete; Sos Bolivia; Primero Bolivia; Generación 21, CUB, Revolución juvenil Bolivia  son algunas de estas plataformas ciudadanas que los columnistas, colaboradores y periodistas de Página Siete consideran son el Personaje de 2017.

Punto de vista

Franco Gamboa

 Sociólogo

2017, año de la movilización civil

2017 fue intenso en cuanto a la movilización de la sociedad civil y es notorio cómo el país se ha enriquecido en sus formas de organización a través de distintos  medios.  La población encontró muchos más canales de expresión y las organizaciones vivas de la sociedad civil mejoraron su impacto y alcances.

Es importante destacar que estas plataformas de crítica,  articulación, movilización y participación ciudadana están directamente ligadas a las redes sociales de internet, que permiten que la opinión o  críticas de la sociedad civil se vehiculicen  inmediatamente.

Este año fue altamente politizado, particularmente por  las decisiones tomadas en niveles altos,  como en el Tribunal Constitucional (reelección indefinida de Evo Morales)  y en la Asamblea Legislativa, con el aprobación del nuevo Código Penal, lo que  está provocando la articulación y movilización de la sociedad civil. Sin embargo, se tiene que destacar que aún hay una enorme brecha entre la crítica,  la gran expresividad, muy rica, de la sociedad civil, y la posibilidad real de cambios verdaderos que repercutan en la vida cotidiana de quienes  critican, se movilizan, porque  llegado el momento tienen cero efectividad.

Un ejemplo es el triunfo  del voto nulo en las elecciones judiciales, promovido en gran parte por estas plataformas ciudadanas, que no repercutió en las decisiones políticas, porque aún con esos resultados se posesionó a los nuevos magistrados.

Contra la criminalización de la actividad médica – Mariaca (Página Siete 22.12.17)

Este artículo es un comentario sobre la causa de los médicos. El régimen masista ha hecho aprobar el artículo 205 en una reciente ley sobre el Código Penal. Dicho artículo hace de la actividad médica una actividad criminal. Guillermo Mariaca Iturri nos da una línea editorial sobre el tema.  

La guerra de la salud

Hay que aprender a escoger las batallas. Sobre todo porque este gobierno cree que la política es guerra y, por consiguiente, que hay que aniquilar al enemigo. Sobre todo, también, cuando su ocasional adversario –los médicos y todo el sistema de salud- supone que cuenta con la autoridad moral, el apoyo público y una buena capacidad de movilización y resistencia. Sobre todo, cuando la primera batalla es una trampa camuflada en dos artículos del código penal.

La guerra iniciada por el gobierno no es contra los médicos, es contra la mercantilización de la medicina. La respuesta de los médicos, por consiguiente, no debiera concentrarse en la defensa de sus intereses ni contra el código penal sino en construir un excelente servicio público de salud. Dirán que no es su responsabilidad. Quizá. Pero es su única posibilidad de ganar la guerra transformándola en servicio.

El gobierno quiso matar dos pájaros de un tiro. Como la medicina en Bolivia es prohibitiva y el gobierno no hizo nada para universalizar el servicio público ni para sustituir el paradigma curativo por el preventivo –si fueran socialistas lo hubieran hecho-, intenta encubrir su negligencia acusando a los médicos de negligentes. Los médicos, por su parte, vista la oportunidad de desinfectar su tradición liberal, objetan con razón que la solución no es la penalización judicial. Ambos buscan aliados pero se han quedado solos porque ninguno propone alternativas a esta guerra que, como toda guerra, solo tendrá derrotados si continúa el ritmo del desastre.

Sin embargo, si la dirigencia médica pudiera superar su tan limitada tradición gremial y la implícita defensa de la liberalización de la medicina sin regulaciones, sería relativamente fácil volcar la tortilla. Imaginémonos que determinan unilateralmente poner en suspenso sus medidas. Que asumen esa fundamental responsabilidad estatal que es elaborar una Ley general de salud que ponga en el centro la prevención y a la gente. Que esa Ley desnude en su exposición de motivos la precariedad de nuestro sistema de salud. Que incorpore un código de ética que sancione la negligencia y premie la excelencia. Que determine un presupuesto de transición y de emergencia para dotar de cargos, equipamiento y medicamentos al actual sistema durante los siguientes dos años congelando todos los gastos suntuarios del gobierno. Que elaboren la ley en consulta con la gente. Que sabiendo cuán profundamente política es la salud de un pueblo, se pongan del lado de su pueblo y propongan que la norma debe ser la excelencia del servicio público, gratuito y universal, y la excepción el servicio privado regulado. Y que denuncien el carácter negligente y dictatorial del gobierno a través de todos los medios y con sus muchos recursos. Otro sería el cantar. Sería un cantar y no una nueva protesta destinada al abismo.

Hay que saber escoger las batallas, sobre todo el terreno y la orientación de las batallas, en este escenario todavía político que, sin embargo, cada vez más es un escenario de guerra abierta.

Si ustedes son derrotados será porque eligieron la soledad gremial y la defensa de sus consultorios privados y sus clínicas; pero si optan por la solidaridad con la gente que los respeta y los aprecia todos saldremos ganando. Ustedes, los ciudadanos, inclusive este gobierno al que sólo le importa el poder. Porque el gobierno se habrá visto obligado a coexistir en la política y no a imponer una nueva guerra. Porque nosotros –médicos y ciudadanos- habremos ganado mucho más porque el bien común y el servicio público nuevamente formarán parte de nuestra vida diaria. Porque el juramento hipocrático habrá retomado su profundo sentido de cuidado de la vida. Porque la política volverá a ser una palabra sagrada y no el nombre de la ignominia.