Te saludo desde las luchas por la libertad que estallan contra la tiranía, las únicas que merecen la pena, acumuladas desde temprano. Lo testimonió José Alonso de Ibáñez, vicuña inmortal ya en 1617, cuya rebeldía prendió en nuestros pechos, ¡si lo habremos probado tantas veces! En la noche de las dictaduras frontales, instauradas cancelando sin disimulo ni eufemismos las cualidades de la democracia, cuando le dimos batalla todos los días, en todas partes, arriesgando en nuestra adolescencia la vida que nos faltaba vivir. Lo hemos vuelto a hacer al volver las sombras, embozadas, solapadamente, con intenciones de quedarse para siempre, a la manera de sus modelos, cofrades de la pandilla del socialismo del siglo XXI. Lo hicimos de a poco, democráticamente, sin violencia. Con valor civil. Ante la amenaza delincuencial de la nueva dictadura, con esperanza uniendo pititas en las esquinas. (...) ¡Salud, tierra mía! Donde de todos modos me he quedado. ¡Salud Potosí! Que de todos modos estás conmigo.
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