El Estado boliviano no se ha destacado especialmente por su compromiso de respeto a las normas. A finales de 2019, habíamos llegado a una situación de indefensión extrema en la que la lista de arbitrariedades era abrumadora. Pero, desde 2020, lejos de retomar valores democráticos y restablecer el imperio de la ley, el grado de abuso y descaro de cada nuevo caso supera al del anterior, y asistimos a un penoso y vergonzoso circo jurídico-legal que acelera la desinstitucionalización.
https://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20230310/columna/empujados-desobediencia-civil
