El poder que el MAS construyó se sostenía en dos pilares: un relato ideológico de reivindicaciones sociales y una considerable dosis de racismo, y una férrea unidad en torno a Evo Morales. Hoy ambos pilares muestran grietas profundas.
La primera y más palpable es una erosión moral que la ciudadanía la percibe con creciente intensidad. Lo que en su día fue un discurso poderoso hoy se siente como un argumento desgastado y tramposo.
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El analista Renzo Abruzzese no es miembro de Una Nueva Oportunidad. UNO alienta el debate de ideas pero no se adscribe necesariamente al contenido de este artículo.
