Hoy odiar es una profesión.
Y como miembros de una secta, de una cofradía o de una religión se vomita odio. ¿Cómo? Planteando teorías conspirativas, incitando al odio racial, cultural, regional, haciéndole sentir a uno que hay un culpable con nombre y apellido, una figura personalizada. Un blanco al que disparar. Hoy pueden ser los periodistas, los empresarios. Todos. Da lo mismo. El fin es generar odio y viralizar ese odio.
El problema es que así no se construye democracia. Así nos e tienden puentes, concertaciones. Todo lo contrario, se pulverizan todas las posibles huellas o sendas que nos posibilitan salir de las profundidades del bosque, de una cueva o de un escenario farragoso.
https://brujuladigital.net/opinion/el-eje-del-odio-como-principal-valor-politico-electoral
El analista Javier Medrano no es miembro de Una Nueva Oportunidad. UNO alienta el debate de ideas pero no se adscribe a los contenidos de este artículo.
