Hace poco recibí tu mensaje en Facebook, “Lucio”. Te nombro así por tu deseo de anonimato, bautizándote en alusión a la luz que irradias, ampliada cuando sonríes.
Querido Lucio, has expresado a tantos bolivianos, jóvenes como tú y viejos como yo. Has diagnosticado con la sabiduría de quien habla por experiencia las sombras envolviendo al país, igual que a Cuba y Venezuela, culpa de los que medran del sudor ajeno a nombre de los “pobres”, de los “humildes”. Has puesto también el dedo en la llaga de las universidades, ensimismadas en simulaciones, confundiendo cantidad con calidad y forma con fondo. Sin horizonte, ellas y sus graduados. Tirando la plata ajena las públicas en congresos “aca-de-m”, pretexto de farra y desenfreno.
