La devastación institucional también afecta a la política. Nos encaminamos a una nueva elección sin partidos políticos. Éstos fueron sistemáticamente desmantelados luego del derrocamiento del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003. No fue un hecho fortuito, fue una acción de manual, propia de los regímenes autoritarios, cuya tarea primordial consiste en concentrar el poder, tanto en el campo económico como en el político. El marxismo y el fascismo comparten esa visión. Mussolini hizo suya la consigna “Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado”, que en realidad tuvo su origen en los grupos socialistas del marxismo italiano, de donde él provenía. Ese manual se aplicó en Bolivia con dedicación y, habrá que decirlo, con éxito.
El analista Irving Alcaraz no es miembro de Una Nueva Oportunidad. UNO alienta el debate de ideas pero no se adscribe necesariamente al contenido de este artículo.
