En fin, me pregunto si el capitalismo de Estado del actual gobierno califica para la categoría de salvaje. Lo haría si discriminara a sus funcionarios con respecto a los de la empresa privada; si desconociera la estabilidad laboral y los beneficios sociales; si corrompiera a jueces y policías; si despreciara la meritocracia para llenar los cargos públicos; si censurara la corrupción solo cuando algunos de ellos se hacen “pillar”; si utilizara a los servidores públicos como pongos de su partido.
¿Lo hace?
Nota del Editor: Francesco Zaratti no es miembro de Una Nueva Oportunidad. Se incluye este artículo por su grado de reflexión y rigor en el estilo periodístico. UNO no comparte necesariamente esta línea editorial.